Vaquera

Córdoba, un podio inesperado; Diego Peña con ‘Mandarino’, campeón

Los diez finalistas.
Los diez finalistas.
Jinetes, jueces y organizadores.
Jinetes, jueces y organizadores.
Podio de campeones.
Podio de campeones.
Aspecto que presentaban las gradas en la final.
Aspecto que presentaban las gradas en la final.

Desde hacía semanas, quizás meses, se comentaba en los estamentos de la vaquera que la medalla de oro del Campeonato de España tenía nombre. Cuando se fue acercando el campeonato, algunos incluso dieron el orden del podio. Y pocos días antes de que Rafael Arcos con ‘Chacal’ saliera el primero en la arena delimitada por 60×20 metros, pareció que, aunque el oro tenía propietario, había que lucharlo. Y lo que no pudieron o quisieron cambiar los hombres, lo hizo el sino. El guión se cumplío en principio. Álvaro Teba realizó una gran hoja de ejercicio número 2 con ‘Tiburona’, afianzándose en primer lugar tras las dos clasificatorias. Rafael Arcos comenzó como lo que es, un maestro, aunque fue descalificado con ‘Chacal’, tras un buen ejercicio con ‘Orujo’, que fue perdiendo intensidad tras un inicio magistral, se situó en cuarto lugar en la general. Diego Peña realizó una clasificatoria con aire vaquero tanto con ‘Cofrade’ como con ‘Mandarino’, aunque sin forzarlo, más bien con oficio que mostrando sus posibilidades, situándose en segunda lugar y clasificando a ‘Cofrade’ –que no pudo estar en la final–. Se comentaba que había dos jinetes “tapados” desde hacía unos días, con los que había que contar porque se encontraban en un gran momento. Y así fue, Gonzalo Corrales, con ‘Charrán’, tras mostrar su buen hacer, consiguió el tercer lugar. La alegría vino de un maestro, que en la segunda clasificatoria, dio una lección de lo que es la doma vaquera, con las riendas largas, controlando a sus monturas con ese tacto especial elegante y soberbio que sólo unos pocos jinetes poseen. No podía ser otro que Francisco Díaz ‘Pajito’. El maestro, el querido maestro de todos los vaqueros y aficionados, se situó en quinto lugar con ‘Kentaqui’ y noveno con ‘Heno Fo 21,50%. Una sorpresa, Mariano Gutiérrez con ‘Única II 50%’, eliminado por el artículo 12, pero yegua y jinete darán que hablar por su calidad en el futuro. El otro “tapado”, a quien algunos aficionados le otorgaban grandes posibilidades de estar en el podio y en la lucha por el oro, Amador Martín, no tuvo oportunidad de concursar al no pasar la inspección veterinaria, y Martín, de acuerdo con el veredicto, se llevó a ‘Indiano’. A Amador Martín le acompañaron otros dos caballos más que no pasaron el control –por cierto, el primer día ningún ejemplar fue rechazado, aunque en la pista de la Hacienda de la Albaida se percibió alguna cojera–.

La mañana del domingo, día de la final, amaneció con lluvia en Córdoba. La pista drenó perfectamente y salió el sol. Y parece que también salieron los sueños. Casi todos destacaban el seguro oro de Teba con ‘Tiburona’, tras la gran clasificatoria. Muchos echaban de menos la gran actuación de Francisco Antonio Arcos con sus dos caballos, ‘Marlon’ y ‘Zaire’, creyendo que deberían haberse clasificado para la final, tras la excelente prueba de doma que realizó el hermano de Rafael Arcos. Algunos entendidos, con experiencia en campeonatos y en valoraciones, estimaban que si la final fuera nuevamente la hoja de ejercicios número 2, ‘Pajito’ tendría opciones para conseguir el oro y proclamarse por quinta vez campeón de España –la primera fue también en Córdoba, concretamente en Castro del Río, con el PSI ‘Israel’. Para otros, los caballos de vaquera no están hechos para bailar, y, efectivamente, se mostró que, excepto un par de ellos que tuvieron una actuación artística con un montaje acorde para Gran Premio, el resto realizó los trabajos de vaquera con música de fondo simplemente.

Y dieron las doce de la mañana del domingo 4 de octubre, festividad de San Francisco, en la Hacienda de la Albaida, a las faldas de Sierra Morena, un excelente mirador de la campiña cordobesa. Más de cuatro mil espectadores cómodamente y ordenadamente sentados. El día abrió. La temperatura, excelente. La pista, magnífica, aunque Juan Carlos Román Postigo tuvo la mala suerte de no estar en ella, pese a estar clasificado, por una lesión en el boxe de ‘Nou Camp’. Manuel Martín ocupó su lugar con ‘Tipo II Fo’. Y haciendo un guiño a Córdoba, con el poema del maestro de maestros Pepe Marchena ‘Canto a Córdoba’ abrió la pista el coriano Jonatán Peña con ‘Talavante’. La pista cordobesa iba a poner a los caballos en su sitio, sin necesidad de puntuaciones. Diego Peña salió en quinto lugar con ‘Mandarino’. El de Villanueva del Río y Minas salió a ganar; ‘Mandarino’ estuvo en su mano. El fantasma del año pasado no pesó en el binomio. Para ganar tenían que hacer un excelente Gran Premio. Jinete y caballo relajados. En esta ocasión Peña no resguardó al tordo. Le exigió que lo diera todo, pero con aire vaquero, sobriedad, elegancia, coordinados perfectamente con la música. Originalidad, medias y vueltas vaqueras, mecidas por los aplausos del público, a los que Diego Peña correspondió, ensimismado en el tordo, en el ambiente y sabiendo que era su oportunidad y que la estaba aprovechando. Llegó el descanso y el ambiente vaquero se llenaba de todas las posibles realidades de lo que vendría después. Quedaban Corrales, Arcos, Teba y ‘Pajito’. Salió Gonzalo Corrales con ‘Charrán’. Nuevo guiño a Córdoba. En la parte coral de la composición flamenca sobre la que basó su ejercicio, habló de la Plaza del Potro y la Ribera. Aplauso y más aplausos justificados además por sus excelentes vueltas al galope. Y tras el de Vejer de la Frontera, Rafael Arcos con ‘Orujo’. Puesta en escena única. Una primera parte de maestro, como es el de Umbrete, pero el caballo fue a menos, aunque Arcos lo mantuvo con una generosidad y lucha dignas de lo que es, un supercampeón. Arcos aceptó su posición y, como uno de los jinetes más competitivos que han existido, ya está preparando un nuevo caballo para una nueva medalla de oro. Si con Rafael Arcos llegó el silencio, con la aparición en pista de ‘Tiburona’ con su jinete Álvaro Teba, el gran apoyo del público precedió al solemne silencio de su actuación. Hasta un federativo dijo que iba a sentarse para ver el Gran Premio del almonteño. Pero era la final de un Campeonato de España, en concreto del cuadraguesimocuarto. Mucha responsabilidad. Los niveles de adrenalina suben en demasía; la respiración cambia; los latidos cardíacos crecen; la secreción de jugos gástricos aumenta y se siente malestar en el epigastrio–esas “palomitas” o “mariposas” en lenguaje popular”; los músculos se tensan; se está en alerta, pero, en ocasiones, la coordinación no es la adecuada. Jinete y yegua salieron tensos y aunque el vecino de El Rocío demostró su capacidad técnica y la yegua sus cualidades, no hubo armonía y la yegua se levantó de manos. Los jueces no tocaron la campana, quizás porque el almonteño había realizado un gran campeonato. Desilusión en parte de los aficionados, en parte de algunos medios, en parte de…

En Córdoba cambió el podio totalmente. Diego Peña se colgó el oro, discutido el año pasado, pero sin discusión éste. Gonzalo Corrales alegró el evento consiguiendo la plata. Álvaro Teba lució el bronce que en la pasada edición estuvo a punto de conseguir –y, pese a su juventud, se colgará metales más nobles en próximos campeonatos de España–. Rafael Arcos demostró quién es, un campeón que acepta los resultados; un caballero que sólo conoce la senda del triunfo, a la que volverá en próximas ediciones. Y Francisco Díaz Rodríguez dio la gran alegría del campeonato al regalar los mejores momentos de vaquera que se han visto en los últimos años.

Una organización insuperable. Si el año que viene no vuelven a organizar el campeonato la Doma de Campo, el comité organizador responsable tiene muy difícil casi igualarlo. Una infraestructura inmejorable. Un público, numeroso, de sobresaliente. Unas notas, como en la final, contestadas y protestadas en algunos binomios por la afición –no todo puede ser perfecto— a las decisiones del jurado. Y un azar que puso varias cosas en su lugar, aunque algunos humanos no estaban por la labor. A caballos y jinetes. Un campeonato, el de Córdoba, organizado por la Asociación Andaluza de Doma de Campo, del diez.

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