Ganaderías

Yeguada Torrehermosa

TEXTO: ANTONIO T. PINEDA – FOTOS: RAMÓN AZAÑÓN

El caballo español nació de un sueño. Del sueño de Felipe II y de su caballerizo, Diego López de Haro. Pero este sueño sigue vivo en algunos ganaderos, pues el sueño no ha concluido. Esto sucede en la Yeguada Torrehermosa, Creada en 1979, sus propietarios han puesto ilusión, han aprendido y esta experiencia la han trasladado a sus proyectos, al equipo humano que la conforma y a sus instalaciones para crear unos caballos soñados. Caballos criados entre la Sierra y la Campiña más pura. Caballos que saben de andar, de poderoso tranco. Elegantes en sus aires. Elegantes en sus elevaciones. Elegantes en sus suspensiones. Soberbios por naturaleza. De pura raza española en su amplio sentido y con una modernidad que asombra. Criados hasta los tres años en la finca Los Duranes, en Fuente Obejuna (Córdoba), cerca de la Granja Torrehermosa, pasando posteriormente a la Campiña, a la finca Cabeza del Obispo, en Santaella, también en Córdoba. Caballos que tienen la fortaleza y la dureza de la Sierra y la elegancia y soberbia de la Campiña. Caballos sanos, fuertes, con ‘buenos suelos’. Con buena boca y un dorso excepcional. Nobleza y una cabeza que le confiere una capacidad de concentración fundamental para el trabajo diario y la competición de élite. Pues estos caballos españoles están preparados para la doma clásica, principalmente, y para el paseo. Así, no es de extrañar, que estos ejemplares se vendan fuera de España, en América y, principalmente, en Europa, en países como Holanda, Alemania y Suiza; naciones que se encuentran en la élite de la doma clásica a nivel mundial. Los ejemplares que llevan el hierro de Torrehermosa proceden de las líneas de yeguas de Juan Moreno y Miguel Lovera García con sementales de la propia yeguada o de otras ganaderías, destacado la línea de ‘Utrerano VII’, el padre de unos de los mejores caballos en doma clásica del mundo, ‘Fuego XII’, de la vecina yeguada de Miguel Ángel Cárdenas, de Écija. Hoy, los caballos de Torrehermosa compiten en los cuadrilongos europeos con una gran naturalidad digna de los mejores ejemplares de la doma clásica. Son la materialización de un sueño comenzado hace cinco siglos.

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